Yaraví
El Yaraví es un género musical mestizo que fusiona elementos formales del "harawi" incaico y la poesía trovadoresca española evolucionada desde la época medieval y renacentista. Se expande por gran parte del virreinato peruano, siendo Arequipa, Huamanga, Cusco, Huánuco, Ancash, Cajamarca y la propia Lima, las zonas donde se ha cultivado con más arraigo y en diferentes estilos. Este canto mestizo se emparenta con el "triste" que se cultiva en La Libertad, Lambayeque,Piura y Cajamarca (sierra norte), y con la "muliza" de Cerro de Pasco y Junín (sierra centro). Los registros más antiguos que se conocen a la fecha del yaraví mestizo en el Perú son del siglo XVIII (en el "Mercurio Peruano", y en las crónicas de Félix de Azara y Alonso Carrió de la Vandera "Concolorcorvo)".
También existe tradición de yaraví en Ecuador, donde suele ejecutarse con fuga de albazo; la forma musical que tiene en este país difiere de los estilos surandinos; pareciera tratarse de una adecuación eufónica de la denominación genérica a formas musicales locales, sobre todo a partir de los registros que bajo el título "Yaravíes quiteños" (que incluía piezas ecuatorianas y peruanas por igual) difundió el español Jiménez de la Espada en la década de 1880. En la zona del Río de la Plata (Argentina - Uruguay), el yaraví se proyectó bajo el nombre y la forma recreada de vidala o vidalitá, conservando claros rasgos formales del estilo surandino original. Lo que es la actual Bolivia (Alto Perú) fue parte del corredor cultural que los trajinantes coloniales (arrieros, milicias...) usaron para unir económica y culturalmente todo el centro y sur peruano con la zona del Río de la Plata, sin embargo, en las últimas décadas, no hay referencias claras de un cultivo popular y sostenido del yaraví en el país altiplánico (salvo su rescate en el repertorio de algunos solistas o grupos folklóricos urbanos de los años 70). Un probable explicación se relacionaría al origen quechua del canto; si bien en Bolivia hay más habitantes quechuas que aymaras, el proyecto nacionalista de la revolución de 1952 quiso dar mayor protagonismo a la cultura Aimara, por ser la mayor fortaleza identitaria estratégica que tiene el país en relación a los países vecinos.